
Cuando pensamos en los antiguos egipcios lo primero que nos viene a la cabeza son pirámides, faraones, desierto y Cleopatra. Estos podrían ser los elementos más significativos de esta fabulosa civilización. Pero existen varias tradiciones que no son tan famosas. Aquí les presentamos algunas curiosidades raras de los antiguos egipcios.
En virtud de este enorme desarrollo cultural, económico y social, los antiguos egipcios poseían una vida cotidiana regida por varias prácticas además de algunas rarezas y excentricidades muy llamativas que aquí conocerás.
Solamente los pobres tenían pelo
En el Antiguo Egipto era común ver gente sin cabello, debido al problema de los piojos. Por lo general, la realeza y escribas reales iban siempre depilados en todo el cuerpo tanto hombres como mujeres, retiraban su pelo y el vello corporal (incluyendo las cejas).
Aunque esta característica representaba un símbolo de divinidad también era para evadir los molestosos parásitos en la cabeza. Sin embargo, a la nobleza le gustaba lucir hermosas cabelleras por lo que las pelucas se convirtieron en una mágica solución.
Dichas pelucas, eran muy costosas y su mantenimiento también era bastante elevado. Generalmente, se confeccionaban, con pelo humano, por lo que muchos pobres se dejaban el pelo largo para luego cortarlo e intentar venderlo como material para pelucas.
Los anticonceptivos eran un poco raros
Los Antiguos Egipcios utilizaban métodos anticonceptivos bastante extraños. En el caso de las mujeres, uno de los métodos más comunes era el de cubrir la superficie de la vagina con estiércol de cocodrilo, o mezclar miel con semillas de acacia e introducir esta mezcla dentro de la vagina. En el caso de los hombres, le sumergían el miembro en resina o zumo de cebolla antes de la unión sexual.
Test de embarazo
Dentro de las prácticas médicas, para determinar si una mujer podía concebir hijos o no, los galenos egipcios preparaban una mezcla de pulpa de sandía, fruto del sicomoro y leche materna que daban a beber a la elegida. Si la mujer vomitaba, el resultado era positivo, en caso contrario solo eran gases. Otra de las prueba para determinar el embarazo de una mujer, consistía en introducirle una cebolla o un diente de ajo en la vagina. Si al día siguiente a la mujer le olía la boca a cebolla o ajo el resultado era negativo, y sino despedía ningún olor estaba encinta.
Las mujeres hermosas tardaban varios días en ser enterradas
La práctica de la necrofilia era común en el antiguo Egipto. Por eso, cuando algún miembro masculino de la realeza moría, estos eran embalsamados, momificados y enterrados rápidamente, pero cuando fallecía una mujer hermosa de la realeza, ésta se le dejaba descomponer por varios días hasta la putrefacción, después de este proceso era que el embalsamador procedía a hacer su trabajo, a fin de evitar la necrofilia (sexo con un cadáver) por parte del taxidermista.
Faraones obesos
Los Faraones siempre fueron representados como hombres hermosos, musculosos y esbeltos, pero no siempre fue así, existen evidencias tanto en escrituras como en momias encontradas donde estas figuras reales y excelsas padecían de obesidad (obstrucciones de arterias) debido a los excesos al ingerir alimentos (Carnes, pasteles y vinos). E incluso, en el año 1.500 a. C., ya los galenos egipcios habían escrito diversos tratados médicos sobre los peligros de la obesidad.
La medicina era avanzada para la época
La medicina era una disciplina muy avanzada. Existían especialistas para cada parte del cuerpo, como: dentistas, ópticos, y, por supuesto, proctólogos o “pastores del ano” dedicados exclusivamente a la elaboración de enemas y prestos al servicio de los faraones obesos principalmente, quienes los requerían constantemente por su adicción a la ingesta de alimentos.
Maquillaje por asuntos de salud
El uso del maquillaje era muy popular, ya que además de proteger la piel de los rayos del sol, era considerado muy beneficioso para la salud, debido a sus componentes, los cuales tenían efectos positivos para el organismo, ya que, aumentaban la cantidad de oxido nítrico en el cuerpo, fortaleciendo al sistema inmunológico.
Por Benedicto Oviedo. Licenciado en historia