Concientes de que la sociedad demanda una imagen cuidada, el hombre se preocupa por su belleza igual que una mujer y apuesta por un porte seductor con la piel hidratada, el cabello sedoso y una anatomía definida.
Aunque la piel masculina es un veinticinco por ciento más gruesa que la de la mujer gracias a su testosterona, el cansancio, la contaminación, el estrés, el abuso de las grasas saturadas, el alcohol, el tabaco y la falta de hidratación son algunos de los factores que la afectan y la tornan más fina y vulnerable al paso del tiempo.
Los hombres se preocupan mucho por su apariencia física pero tienen mucho miedo a la medicina estética. Piensan que se van a transformar, que van a cambiar… y esto es algo que los detiene a la hora de realizarse un tratamiento.
Además, algunos hombres han tenido contacto con algún profesional de la medicina estética que no ha cumplido su expectativas. En varias oportunidades se suele trabajar con pacientes masculinos que han venido con miedo a la consulta debido a experiencias negativas anteriores.
El paso del tiempo
Al igual que las mujeres, lo que más preocupa a los hombres es el paso del tiempo, aunque no son puntillosos como ellas y tienen una visión más global.
Al paciente masculino le preocupa mucho la cara de cansado, la cara apagada, la falta de vida en la piel… aunque no puntualizan tanto en algo como una arruga, el pómulo caído, las ojeras o la flacidez, si no que en general, cuando acuden a la consulta señalan sentimientos como “me veo aspecto de cansado”, “no me veo bien”, “me veo triste” y no saben identificar bien cuáles son las factores de envejecimiento que tienen en la cara.
¿Qué tratamientos prefieren ellos?
El paciente masculino tiene mucho miedo a las agujas y al dolor, muchísimo más que las mujeres. Por este motivo a los hombres les gusta la idea de realizarse tratamientos mínimamente invasivos, ya que pueden retomar su actividad diaria en el mismo momento puesto que es un un tratamiento sin dolor en el que no hay pinchazos y no tiene ningún tipo de efectos secundarios como por ejemplo, los hematomas.
El hombre tiene, además, mucho miedo al cambio, a la transformación por lo que el médico estético enfatizará mucho en que el resultado sea natural.
El cuidado estético es cuestión de hábitos y hoy el hombre se cuida mucho más; tanto es así, que los tratamientos masculinos aumentan cada día.
Si bien al principio tiene mucho miedo al botox, cuando ve que el resultado es natural se deja recomendar por el especialista y se convierte en un paciente muy fiel a la consulta, puesto que nota la mejoría sin que cambie la expresión natural de su rostro.
La hidratación es fundamental
Una vez que se han cumplido los 30 años, la capacidad de recuperación natural de la piel es menor. Surge la fatiga, primer signo del envejecimiento masculino. Si la piel no se hidrata por la mañana y por la noche, rápidamente aparecerán las primeras arrugas.
Las cremas hidratantes y nutritivas se deben aplicar masajeando de una forma muy suave el área de pómulos, la barbilla, la frente y el cuello y en el contorno de ojos, una zona muy sensible, se deben aplicar productos específicos.
Pero antes de la hidratación es importante comenzar con una limpieza en profundidad para eliminar las toxinas. Exfoliar la piel una vez a la semana es imprescindible para eliminar las células muertas y facilitar la oxigenación de la dermis, hoy el hombre frecuenta con más los centros de belleza para eliminar el vello con láser o someterse a tratamientos de rejuvenecimiento facial.
¿Cuál es el perfil?
El perfil del hombre que realiza tratamientos estéticos va desde los jóvenes a edades más maduras. Cuando hablamos de los jóvenes, suelen ser personas que practican mucho deporte, que cuidan mucho de su alimentación y que les falta algo de brillo y vitalidad en el rostro, hecho que les produce un aspecto de cansancio.
Por lo que respecta a los hombres de más edad, suelen tener mujeres muy guapas y quieren estar a su altura viéndose bien, también suelen ser hombres maduros que se cuidan mucho corporalmente practicando deporte o acudiendo al gimnasio.
Por Vanessa Delli. Experta de cuidados faciales
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