Los 7 tipos de inteligencia artificial

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Los 7 tipos de inteligencia artificial
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Un resumen de los tipos de inteligencia artificial más destacados, y de sus características.

El famoso John Mcarthy, prominente informático estadounidense que recibió el premio Turing en el año 1971 por sus contribuciones en el ámbito de la computación, acuñó por primera vez el término “Inteligencia Artificial” (IA) en el año 1956, durante la conferencia de Dartmouth. Este vocablo hace referencia al uso de ordenadores y otras tecnologías con la finalidad de simular un comportamiento inteligente y un pensamiento crítico comparable al de un ser humano biológico.

La inteligencia humana y de otros animales implica consciencia y emocionalidad, mientras que la IA, a día de hoy, se trata de un conglomerado de números y directrices primariamente objetivos. De todas formas, un agente inteligente no es aquél que sigue un código a la perfección, sino el que es capaz de percibir su entorno y de tomar acciones “de forma autónoma” que maximicen las probabilidades de éxito de la tarea a realizar.

A nivel social, una IA posee connotaciones que los seres humanos esperan de un ente “inteligente”, como razonar, percibir, aprender y ser capaz de resolver problemas en base a las imposiciones ambientales. La línea entre la computación y la IA es muy frágil pues, a medida que se masterizan los procesos para “ordenar” a una máquina hacer algo, la autonomía en el “pensamiento” del programa se ve limitada. Este fenómeno se conoce como “efecto IA”, cuyas particularidades reservamos para otra oportunidad.

Para la población general, la IA suena como un ente etéreo, fantástico y de difícil comprensión: nada más lejos de la realidad, ya que los modelos computacionales inteligentes nos rodean cada vez más sin darnos cuenta. Para poner en perspectiva esta realidad, hoy te explicamos los tipos de inteligencia artificial y sus características. No te lo pierdas.

¿Cuáles son los tipos de inteligencia artificial en máquinas?

Una IA no es un robot con forma antropomórfica sirviendo el té en un entorno doméstico, aunque históricamente se asocie el término a esas situaciones fantásticas. Sin ir más lejos, Siri, el asistente de voz de iOS, se considera una inteligencia artificial al uso, pues se basa en el procesamiento de lenguaje natural para satisfacer las necesidades del consumidor. No es un robot, pero no se puede refutar que se trata de un modelo de IA que todos utilizamos sin darnos cuenta.

Si entendemos la IA como un espectro amplio a nivel computacional, no nos sorprenderá conocer que el número de negocios que la utilizan ha incrementado en un 270% en los últimos 4 años. Desde recomendaciones de productos mientras navegamos por internet hasta el propio funcionamiento de los smartphones, la inteligencia artificial nos rodea por todas partes: la inteligencia computacional va de la mano de las demandas sociales, a nivel de investigación e incluso en el ámbito sanitario.

De todas formas, es necesario realizar una escisión temprana: no todas las inteligencias artificiales son iguales. Te presentamos los tipos de IA, en base a 2 parámetros muy distintos: capacidad y funcionalidad. Vamos a ello.

Por capacidad

Aunque los ajenos al tema consideren que estamos en el auge de la inteligencia artificial, la sociedad humana no ha hecho más que descubrir la punta del iceberg en lo que a esta temática se refiere. Entenderás a lo que nos referimos en las siguientes líneas.

  • Inteligencia artificial estrecha (narrow AI): Esta variante corresponde a la inmensa mayoría de inteligencias artificiales presentes en la Tierra a día de hoy. Este tipo de IA está entrenada para realizar un tipo de actividad concreta y muy limitada, así que puede fallar de forma impredecible si intenta actuar por encima de sus limitaciones. A pesar de que se trate de una entidad racional, su rango de acción es muy estrecho, de ahí su calificativo. Siri es un ejemplo perfecto de inteligencia artificial estrecha, ya que opera de forma excelente, pero en un rango muy limitado de funciones predefinidas. Otros casos concretos son los programas que juegan al ajedrez, los coches que se conducen a sí mismos y los mecanismos que nos recomiendan publicidad en base a nuestras búsquedas.
  • Inteligencia artificial general (general AI): Este tipo de inteligencia artificial puede, de forma teórica, realizar cualquier tipo de tarea con la misma efectividad que un ser humano biológico. Hablamos desde un punto de vista teórico, pues en la actualidad la IA general continúa en un marco hipotético, ya que no se ha conseguido desarrollar. Mientras que la IA estrecha no se ha concebido con la idea de realizar actividades de índole cognitiva y marcadas por la “personalidad” como en el ser humano, la IA general sí que aspira llegar a este terreno en algún momento. No se trata de implementar un marco de acción e instrucciones en la máquina en sí misma, sino simular en su interior los procesos cerebrales humanos que le permitan al ente computacional, en teoría, realizar cualquier actividad con la misma autonomía que lo haría un humano. A día de hoy, más de 40 organizaciones se encuentran estudiando el campo de la IA general.
  • Super IA: De nuevo, nos encontramos ante un término que supone una quimera a día de hoy. Una super IA debe ser capaz de realizar cualquier actividad mejor que el ser humano y, además, presentar la habilidad de pensar, razonar, resolver cuestiones complejas, aplicar juicios propios, planificar en base a la experiencia, aprender y comunicarse por sí sola. Este término supone un verdadero desafío en el mundo de la investigación, ya que aún se debate si tan siquiera es posible llegar hasta este punto en algún momento de la historia de la humanidad. Algunos autores argumentan que, al ser el cerebro un sistema mecánico, debería ser posible simularlo mediante materiales sintéticos. Sin embargo, las grandes diferencias y cambios en el pensamiento humano sugieren que sistemas de razonamiento basados en la propia naturaleza de nuestra especie con capacidades aún más complejas son una imposibilidad tanto física como biológica.

Por su funcionalidad

A partir de aquí, iremos un poco más rápido, pues abandonamos terrenos conjeturales y nos centramos en la utilidad de la inteligencia artificial.

  • Máquinas reactivas: Las máquinas puramente reactivas son el tipo de IA más simple que se puede concebir. No almacenan memorias ni experiencias pasadas con el fin de implementarlas en el futuro, pues simplemente focalizan su rango de acción en un momento concreto y “tratan de hacerlo lo mejor posible” con la información disponible en el ahora.
  • De memoria limitada: Estos entes computacionales son capaces de almacenar experiencias pasadas o datos por un periodo de tiempo corto y limitado. Un ejemplo excelente de este tipo de IA son los coches artificiales, ya que “recuerdan” datos recientes con la finalidad de realizar su tarea lo mejor posible, como el límite de velocidad, la ruta a seguir, la distancia segura entre 2 vehículos y otros parámetros básicos.
  • Teoría de la mente (Theory of mind AI): Este tipo de IA debería ser capaz de entender las emociones humanas, constructos sociales, creencias y otros parámetros para poder interactuar con nosotros como lo harían 2 personas. Hablamos en condicional, pues las máquinas que apliquen la teoría de la mente aún no han sido diseñadas.
  • Máquinas autoconscientes (self-awareness): La autoconsciencia es uno de los primeros y más ambiciosos objetivos que tiene la investigación computacional en este momento. Una máquina autoconsciente no solo debe ser capaz de almacenar datos pasados, sino crear un juicio propio en base a ellos y actuar según el ente autónomo crea conveniente, añadiendo así términos tan complejos a la ecuación como los sentimientos y valores.

Resumen

Como has podido ver, la única IA disponible a día de hoy es la de tipo estrecho, ya sea en forma de máquina reactiva o de memoria limitada. De todas formas, con estas apreciaciones no hemos querido desmerecer en ningún momento el hito histórico que supone contar con inteligencias artificiales a día de hoy. Una IA es programada para realizar una labor, sí, pero no debes olvidar que lo hace de la forma más efectiva posible y respondiendo ante las variaciones ambientales con pericia.

Definir el límite de la programación y la IA es un debate cuanto menos complejo, pues cuanto más se sabe, más fácil es programar una máquina para que haga exactamente lo que nosotros queremos. Desde luego, el futuro de la inteligencia artificial se encuentra en la IA general y en entes computacionales capaces de desarrollar autoconsciencia. Solo el tiempo dirá si el límite es la biología.

Por Samuel Amador. Biólogo

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