Muchos narcisistas e incluso psicópatas pueden evidenciar un tipo muy concreto de empatía. Es esa que busca conectar para manipular, la que dicen entendernos para obtener algo a cambio.
Hay muchos tipos de personas que dominan por completo el arte de la falsedad. Sin embargo, los falsos empáticos configuran una categoría aparte, una en la que se alzan como exquisitos manipuladores. Esta dimensión define personalidades capaces de sintonizar con las emociones ajenas, pero con un fin muy concreto: hacer daño, controlar o abusar psicológicamente del otro.
El empático falso tergiversa todos estos principios básicos al instrumentalizar dicha dimensión para usarla en su beneficio. Es más, muchos estudios nos señalan que este tipo de perfiles evidencian a menudo a un narcisista e incluso a un psicópata. Lo analizamos.
Características de los falsos empáticos
Los falsos empáticos usan la empatía como un arma. Saben bien que pocas cosas hay más poderosas que decirle a alguien “te entiendo, sé por lo que estás pasando, comprendo lo que sientes”. Esa supuesta conexión emocional es, en buena parte de los casos, un umbral de entrada para ganarse a alguien y así sacar algún beneficio.
Estudios como el publicado en la revista Brain hace unos años y realizado por los doctores Harma Meffert y Valeria Gazzola, señalan algo destacable.
Sabemos que las neuronas espejo son las que nos permiten conectar con las realidades emocionales ajenas. Ahora bien, es probable que demos por sentado que un psicópata e incluso un narcisista carecen de empatía. Sin embargo, asumir esto sería un error porque hay matices.
Sí experimentan empatía, es decir saben que quien tienen en frente sufre o les sucede algo, pero no les importa. No se compaceden ni sienten la emoción del otro. Lo que experimentan es empatía instrumental, es decir, saben que manipulando las emociones del otro pueden obtener algo cambio.
Veamos no obstante más aspectos sobre los falsos empáticos.
Tienen empatía cognitiva pero no empatía emocional
La falsa empatía entiende, pero no siente. La empatía cognitiva es algo que sí domina el falso empático. Pero, no le importa nuestros sentimientos porque no tiene empatía emocional. Esto facilita mucho las cosas. Porque si no siento nada por ese amigo o ese conocido, pero entiendo que sufre o que está preocupado me es más fácil controlar o manipular.
Solo ven tus emociones negativas
La persona narcisista, egoísta o incluso con un perfil psicopático nos prefiere vulnerables. Le interesa más que nos sintamos solos, decepcionados, frustrados, dolidos o incluso enfadados. Estas emociones son ideales para poder manipular a alguien. “Sé cómo te sientes, solo yo puedo entenderte de verdad, así que no dudes en confiar solo en mí y contarme lo que te ocurre”.
Muchas veces, son ellos los que dicen cómo te sientes y lo que te pasa
Los falsos empáticos son estrategas en la manipulación psicológica porque se valen de esa engañosa conexión para lograr algo, además son muy buenos para anticipar cómo nos sentimos.
Estos serían unos ejemplos de este mecanismo: “a ti lo que te pasa es que ya no quieres a tu pareja, por eso eres tan desgraciado y estás tan decepcionado con todos y todo. Solo yo te entiendo, confía en mí”.
¿Qué busca una persona con falsa empatía?
Los falsos empáticos evidencian un rasgo que en muchos casos define a la tríada oscura. Es decir, son personas que integran tres rasgos significativos como es el maquiavelismo, el narcisismo y la psicopatía. Esas tres dimensiones tienen componentes comunes como la frialdad emocional y empatía instrumental.
Pero, no podemos concluir en que el 100% de los individuos que son falsos empáticos están dentro del espectro de la tríada oscura.
A veces, estamos ante alguien que simplemente ha dejado de conectar emocionalmente con nosotros. Nos hace creer que nos comprende cuando, en realidad, no le importa si somos felices o no. Esto puede darse cuando una relación de pareja ya está rota.
¿Qué hacer ante una persona así?
Es muy fácil caer en las redes de la manipulación ajena cuando alguien dice comprendernos. Pero, siempre hay pistas que nos hacen sospechar. Aparecen las peticiones extrañas e incluso percibimos que no se alegran de nuestros triunfos o momentos felices porque nos prefieren desgraciados y así tener control. En estos casos siempre es conveniente estar alerta y poner distancia de quien lejos de respetarnos, nos instrumentaliza.
Por Lisa Feldman Barrett. Psicóloga y neurocientífica